Antes de ser asesora de imagen, tenía la falsa creencia de que el servicio de personal shopper no era para una chica simple como yo, si no que estaba dedicado a mujeres con alto poder adquisitivo. Me equivocaba. Y eso por lo veía como un lujo, no como una inversión.

Cuando no tienes tiempo para ir de compras o no sabes lo que te favorece, este servicio te ahorra tiempo, esfuerzo y frustración. Sobre todo, recibes una nueva perspectiva, llena de ideas refrescantes y respetuosas con tu personalidad. Ideas de looks, prendas y combinaciones que te sirven para no un único evento, sino para toda la vida. Por supuesto, debes ponerte en manos de una persona que no es solo coolhunter, sino que mira dentro de ti, intenta conocerte y empatiza con tus necesidades e inseguridades.

Otra falsa creencia que se ha generado en torno al personal shopper: te lleva por tiendas caras o te propone solo marcas con las que colabora. No es el caso. Tú decides cuánto quieres gastar en ropa y complementos. Nuestra relación personal shopper – cliente es de total confianza. Si prefieres que me centre en tiendas económicas, me parece muy bien. Igualmente, si buscas marcas de alta calidad, de lujo o con buena relación calidad-precio, contarás con la mejor selección.